05/12/2023
En el corazón del Barrio Gótico de Barcelona, se erige una edificación que, por su nombre, podría despertar la curiosidad de cualquier aficionado al pádel: la Casa Padellás. Aunque su historia no tiene relación directa con las palas y las pistas de cristal, su fascinante trayectoria, llena de traslados, secretos y transformaciones, merece ser contada. Este no es un relato de voleas y bandejas, sino el de un palacio que ha sido testigo y protagonista de la evolución de una ciudad, un superviviente de piedra que viajó en el tiempo y en el espacio para convertirse en el guardián de la memoria de Barcelona.
Un Linaje Noble en la Calle Mercaders
Para encontrar los orígenes de la Casa Padellás, debemos viajar a finales del siglo XV. Entre los años 1497 y 1515, en el vibrante y comercial carrer de Mercaders, se levantó este imponente palacio. Su promotor fue, muy probablemente, Joan d'Hostalric i Sabastida, un nombre que, junto a los de las familias Sabastida, Montbui y Desplà, quedó grabado para siempre en los blasones y escudos que aún hoy ornamentan con orgullo sus puertas y ventanas. Estas insignias heráldicas no son meros adornos; son la firma de sus constructores, un testamento en piedra de su poder e influencia en la Barcelona de la época.
La estructura del edificio es un ejemplo magnífico de la arquitectura palaciega del gótico catalán. Se organiza en torno a un patio central, el corazón de la vida doméstica, que distribuye la luz y el aire a las tres plantas. Desde este patio, una elegante escalera de piedra conduce a la planta principal, donde una característica galería de arcos góticos ofrece una estampa señorial y distintiva. Otro elemento singular es su tejado, sostenido por una galería de columnas de piedra, una solución arquitectónica que le confería un perfil inconfundible en el denso entramado urbano medieval.
De los Casamitjana a los Padellás: El Bautizo de un Palacio
Como tantas otras propiedades nobles, la casa cambió de manos a lo largo de los siglos. En el siglo XVII, pasó a ser propiedad de la familia Casamitjana. Uno de sus miembros más ilustres, Rafael Casamitjana, quien ostentó el cargo de Conseller en cap de Barcelona, habitó entre sus muros, añadiendo un nuevo capítulo de prestigio a su historia. Sin embargo, no sería hasta el siglo XVIII cuando el palacio recibiría el nombre con el que ha llegado hasta nuestros días. Fue entonces cuando la familia Padellás adquirió la propiedad, vinculando su apellido de forma indeleble al edificio. A partir de ese momento, para todos los barceloneses, sería conocida simplemente como la Casa Padellás.
El Viaje Imposible: Un Traslado Piedra a Piedra
A principios del siglo XX, Barcelona se encontraba en plena efervescencia urbanística. Uno de los proyectos más ambiciosos fue la apertura de la Vía Layetana, una gran arteria destinada a conectar el Ensanche con el puerto, atravesando el casco antiguo. Este proyecto, símbolo de modernidad, amenazaba con la demolición de innumerables edificios históricos. La Casa Padellás, ubicada en la calle Mercaders, se encontraba directamente en su trazado.
Ante la inminente pérdida de una de las joyas del gótico barcelonés, se tomó una decisión audaz y sin precedentes para la época: en lugar de demolerla, la casa sería trasladada. Durante los años 1930 y 1931, se llevó a cabo una operación titánica. El edificio fue desmontado, piedra a piedra, con cada sillar, cada columna y cada dovela numerados meticulosamente. Su nuevo destino sería la emblemática Plaza del Rey, el epicentro del poder medieval en la ciudad. Allí, tras demoler unas casas de menor valor arquitectónico, la Casa Padellás fue reconstruida, devolviéndole su esplendor y asegurando su supervivencia para las generaciones futuras.
Una Sorpresa Bajo los Cimientos: Emerge la Barcino Romana
Lo que nadie podía imaginar es que el traslado de la Casa Padellás desvelaría un secreto mucho más antiguo. Durante las obras de cimentación en su nueva ubicación en la Plaza del Rey, los picos y palas de los obreros toparon con algo inesperado: restos de muros, mosaicos y calles de la antigua colonia romana de Barcino. El hallazgo fue de tal magnitud que los planes tuvieron que cambiar drásticamente.
Se decidió reedificar el palacio gótico sobre unos pilares exentos, dejando el subsuelo accesible para poder excavar y estudiar el vasto yacimiento arqueológico que acababa de salir a la luz. Las excavaciones, que se prolongaron hasta 1935, revelaron una porción significativa de la Barcelona romana, con vestigios que abarcaban desde la fundación de la ciudad hasta la Alta Edad Media. La Guerra Civil Española (1936-1939) detuvo los trabajos, pero el tesoro ya había sido descubierto.
Tabla Comparativa: La Casa Padellás Antes y Después
| Característica | Ubicación Original (Hasta 1930) | Ubicación Actual (Desde 1931) |
|---|---|---|
| Dirección | Calle Mercaders, 25 | Plaza del Rey |
| Función Principal | Residencia de familias nobles (Hostalric, Casamitjana, Padellás) | Sede del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) |
| Contexto Urbano | Calle comercial medieval | Centro monumental del Barrio Gótico |
| Subsuelo | Desconocido en su momento | Extenso yacimiento arqueológico de la Barcelona romana |
| Estado | Amenazada de demolición por la apertura de la Vía Layetana | Preservada y convertida en un importante centro cultural |
El Guardián de la Historia: Sede del MUHBA
Finalizada la guerra, el destino de la Casa Padellás y del tesoro que custodiaba en su subsuelo estaba claro. El 30 de abril de 1940, un acuerdo municipal la designó como la futura sede del Museo de Historia de la Ciudad. Tres años más tarde, el 1 de abril de 1943, el museo abrió sus puertas.
Desde entonces, la Casa Padellás es la puerta de entrada a un viaje en el tiempo. Su subsuelo, conectado con el de la Plaza del Rey, conforma una de las áreas arqueológicas urbanas más grandes de Europa, donde el visitante puede caminar por las mismas calles que pisaron los romanos hace dos mil años. Las plantas superiores del palacio, que durante décadas albergaron las colecciones medievales y modernas del museo, fueron remodeladas en los años 90 y, desde 1996, acogen exposiciones temporales de gran interés, siempre relacionadas con la rica y compleja historia de Barcelona.
Preguntas Frecuentes
¿La Casa Padellás tiene alguna relación real con el deporte del pádel?
No, ninguna. La similitud del nombre es una mera coincidencia fonética. La casa debe su nombre a la familia Padellás, una de sus propietarias en el siglo XVIII, mucho antes de la invención de este deporte.
¿Por qué fue necesario trasladar el edificio?
Su traslado fue la única forma de salvarlo de la demolición durante las obras de apertura de la Vía Layetana, un gran proyecto urbanístico que transformó el centro de Barcelona a principios del siglo XX.
¿Qué es lo más importante que se encontró bajo la Casa Padellás?
Se descubrió un vasto yacimiento arqueológico con restos de la ciudad romana de Barcino, incluyendo calles, una lavandería (fullonica), una tintorería, una factoría de salazón de pescado (garum) y parte de las murallas. Este hallazgo cambió por completo la comprensión de la Barcelona antigua.
¿Se puede visitar la Casa Padellás hoy en día?
Sí. La Casa Padellás es la sede principal y la entrada al Museo de Historia de Barcelona (MUHBA). Al visitarla, se accede tanto a las exposiciones temporales en sus plantas superiores como al impresionante recorrido arqueológico de su subsuelo.
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